Cristian Angel Maraboli Parra, es primer dan en FEJUCHILE, Instructor de Yoga y Terapeuta Complementario. Comenzó en el Judo en el año 1987, en el Club Fernando Díaz de la Fuerza Aérea de Santiago. Su formador fue Eduardo Yáñez y luego Adolfo Lobos, a quienes recuerda con mucho respeto y cariño. Hace 20 años atrás, viajó por asuntos laborales al norte, específicamente a la Comuna de Pozo Almonte, y viajaba constantemente a Iquique, donde se integró al Club de Judo Hiroshima, con el sensei Marco Soto.
Es precisamente con el sensei Soto, que se prepara y da su examen a Primer Dan con la extinta Federación Chilena de Judo (FECHIJUDO). Luego de ese hito, comienza a desarrollar talleres de Judo con la Municipalidad del Pozo Almonte, lugar donde el Sensei Maraboli residía, y así, comienza la historia del Judo en un lugar que poco conocía del Camino de la Suavidad.
¿Cómo fueron los inicios del Judo de Pozo Almonte?
Comenzamos en la tierra no más, detrás de un gimnasio municipal, y ahí comenzamos con los primeros alumnos en el año 2003. Hacíamos uchi-komi y caíamos en la tierra, quedábamos todos empolvados. Luego de un año, el 10 de mayo de 2004, formalizamos nuestro Club Shihan Pozo Almonte, a través de Chile Deportes en esos años, para gestionar y hacer crecer el Judo. De todas formas, siempre contamos con el apoyo de la Municipalidad, ellos nos facilitan los recintos y nosotros también diseñamos proyectos para que los niños tengan sus implementos.
Desde la formalización del Club, ¿cuáles han sido sus objetivos y estrategias de desarrollo?
Con el tiempo hemos mejorado la calidad de los proyectos, y de la mano de la Municipalidad, hemos podido ir sumando a más y más niños. Nuestro énfasis está en lo formativo, y yo creo que la mayoría de las personas de Pozo Almonte han pasado por el taller o el club de Judo. De esa forma cooperamos en formar a jóvenes, que ahora están bien, que estudian y trabajan. Como sensei, en el plano deportivo, preparo a deportistas para la competencia, y contribuyo a la adaptación de ellos a los torneos, pero desde una visión de auto-superación y me enfoco en los valores. Ganar o perder, no es tan relevante como los aprendizajes, la parte humana, y lo social. Mi objetivo es que los judokas sean buenos ciudadanos y buenas personas.
¿Qué Valores representan al judoka de Pozo Almonte?
Tratamos de rescatar los fundamentos del Shihan Jigoro Kano, su concepción filosófica y valórica del Judo: la inteligencia antes que la fuerza o la inteligencia en el uso de la fuerza. Yo discrepo de los sensei que “aleonan” a sus pupilos para que entren competir, porque le estamos echando mano a la energía de la ira o la rabia. Yo trabajo con la energía de la alegría, de disfrutar lo que el judoka está haciendo. Y a lo mejor, para afuera no va a salir campeón, pero para su interior sí: va haber superado situaciones, quizás se habrá sanado él mismo interiormente. La idea es que el entrenamiento de Judo, sea completo: Físico, psicológico y espiritual. También, creo que hay que preocuparse de ser empático, de cuidar a los demás, y eso hace mejores personas.
¿Cuáles son sus logros más significativos?
Llevamos 17 años de vida, tenemos el apoyo de instituciones importantes y hemos llegado a mucha gente. Hemos formado a buenas personas, estudiantes y trabajadores. Las generaciones más antiguas ahora traen a sus hijos, porque creen que lo que hacemos es algo bueno, que aporta positivamente a sus vidas y eso nos llena de alegría. De esa forma, nosotros hacemos nuestra parte en el Desierto, en la Pampa del Tamarugal.
También, hemos organizado campeonatos, hemos ganado varios proyectos que ahora nos permiten tener un espacio adecuado para entrenar, los niños tienen sus judogis, pero siempre con humildad y austeridad. A mi me han ofrecido trabajo en otras partes, donde quizás puedo ganar más dinero, pero lo que estamos haciendo con el club me insta a quedarme porque me llena el alma. El Judo en Pozo Almonte, ha sido como una bolita de nieve, y ahora uno mira hacia atrás y recuerda cuando uno andaba en las ferias buscando judogi, costaba hacer proyectos, pero hoy en día, tenemos muchos avances que niños y niñas pueden hacer Judo de forma óptima.
¿Cómo han vivido la Pandemia producto del COVID-19?
Al principio se paró todo. A los trabajadores municipales, nos mandaron a los puestos de control para controlar temperatura y todo lo que tenía que ver con lo sanitario. En Judo, empecé a hacer clases por internet, debido a que el Instituto Nacional de Deportes me contrata para hacer clases por streaming. Luego, empezamos a entrenar en la franja horaria, haciendo mucho trabajo funcional, mucha banda elástica, y ejercicios generales. Ahora ya entrenamos en la Sala de Judo, con todos los protocolos que estipula el Ministerio de Salud, todo esto en contexto de Fase del Plan Paso a Paso. Ahora queremos hacer, cuando se permita, encuentros y campeonatos regionales para estimular la practica del Judo.
Actualmente, tenemos a dos grupos, uno de iniciantes y otro de avanzados. Separamos los grupos, sanitizamos la Sala, y se enseña todo lo que podamos de acuerdo a su grado en judo, para que sigan creciendo. De esa forma, los que quieren competir se motivan y avanzan en esa parte de la disciplina. Para esto, establecimos alianzas con el Club, IND y Municipalidad, y los beneficiarios son niños de diversas escuelas, quienes llegan a nuestro Dojo.
¿Cómo se proyecta el Judo de Pozo Almonte hacia el futuro?
Personalmente quiero competir en los ODESUR Máster a principios de 2021. Con el Club, queremos hacer encuentros deportivos de la mano del Unidad de Deportes de la Municipalidad. Quizás a futuro, nos gustaría organizar un Campeonato Nacional de Judo, así como lo hizo Paihuano. Levantar más el Judo y generar más opciones para los niños y jóvenes: que puedan conocer otros lugares, que puedan estudiar, qué tengan posibilidades. Esa es la mejor inversión, en las personas, gente que tendrá otra conciencia de las cosas.